La lluvia

Entre las nubes oscurecidas a punto de derramarse en las montañas, y las autopistas, apunto de caer a una velocidad suficiente para dividirse en cientos de pequeñas partes; las pequeñas gotas lluviosas atraviesan en caída libre un viaje con el único destino de estrellarse en el suelo. La lluvia oscurece el día, pero de alguna forma lo libera, y después  quizás no haya nada más hermoso, o inquietante que el placer de ser tomado por sorpresa en medio de la avenida, y descubrir que es probable que no tengamos todo bajo control, que tal vez no pudimos saber cuando llovería, que solamente tenemos estas nubes oscuras en algunos días donde quizás no las esperábamos, de alguna forma es fácil ocultarse mientras llueve, así sólo sea una gota, una única gota de lluvia que se derrama y quizás no desde las nubes, pero es probable con suerte que nadie pueda darse cuenta que algunas lluvias no se derraman únicamente desde las nubes. 
Paseo bajo la lluvia, Nabil Elhadri.
Las ciudades cubiertas por la lluvia, pensar en las ciudades cubiertas por la lluvia y la noche, que en algún lugar tan lejos para recordar su nombre las personas andan por las calles durante las noches más heladas, y resbalosas olvidando un hecho quizás tan obvio como que nadie sabe realmente cuando lloverá, si tan sólo algunos olvidaran lo que se siente ser tomado por sorpresa, simplemente no pensarlo, y ver a la gente corriendo por las callejuelas con sus caras pálidas hacia algún lugar donde se sientan más calientes; Y, si la lluvia sólo pudiera mirarse a través de la ventana, y si nadie pudiera ocultarse entre las cientos de gotitas suicidas; ¿Quién quedaría para entender que nadie debería correr cuando llueve?, 
cuando llueve no hay otra  salida que empaparse por completo, y sin esperar. 

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