Un mundo en naufragio que sólo da a luz a otro igual


Claude Joseph Vernet, Naufragio. 

El tiempo parece ser tan distinto en muchas ocasiones, habría que pensarse cuál es la naturaleza más precisa del transcurso de los sucesos, ¿la historia humana en si misma es acaso tan solo un empujón subatómico desde las raíces del Big Bang?, es posible cuestionarse tanto, y de forma tan profunda el transcurso de las cosas, y al mismo tiempo de todos los momentos que congelados se quedan en medio.  Un mundo se sobrepone a otro que lentamente se sumerge en el pasado, y a pesar de que el reloj anda y anda, parece como si en este solitario planeta en la periferia de la vía láctea creciera al igual que en el caso de las semillas después de un día tormentoso otro, uno nuevo, que emerge con fuerza y dificultad, que se parece al que se queda atrás, pero trae otras formas justificadas en el mismo molde. De esta manera en la historia humana un mundo se sobrepone a otro, pero al parecer ambos son casi idénticos, y cada fracción paralizada del pasado para ser tener una copia en este creciente y mortal nuevo amanecer de los sucesos. Y, esto quizás porque tal vez estamos condenados a esta ilusión renacentista que no es más que un eterno retorno al mismo lugar donde muere una época y otra emerge. 
Tal vez suene irracional pensarse esto, pero la forma  misma cómo se ha escrito  nuestra historia brinda esa intencionalidad repetitiva, ¿acaso ha terminado la historia humana?, claramente queda mucho por contar, pero ¿en qué se diferencia lo nuevo de lo antiguo?, no son acaso los mismos viejos conflictos, los mismos viejos deseos, los mismos prehistóricos instintos de supervivencia una y otra vez apareciendo en cada momento tras la máscara de una nueva era.  


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