Hikikomori: ¿la decepción social desde el aislamiento?

Estar desconectado en la época de las comunicaciones suena incoherente, y tal vez parezca algo que no puedan concebir nuestros tiempos, pero es durante esa afirmación cuando nace esta pregunta: ¿qué es un hikikomori? 
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Un hikikomori pasaría la mayoría del tiempo en su habitación.
La adolescencia, y en general la juventud puede ser una época como tantas otras marcada por sucesos de importante peso subjetivo, el desarrollo social hoy en día parece ser más una cuestión competitiva, que aunque propio de una sociedad civilizada es en ocasiones completamente salvaje. Siempre he defendido la noción de que no podríamos tomar mucha distancia de cualquier otro grupo de mamíferos, ya que nuestra convivencia está marcada por aspectos puramente instintivos. Y, es durante todo este batido de pulsos, sentimientos y nociones objetivas cuando muchos participantes en esta competencia imaginaria de ascensión social quedan completamente descalificados por los jueces sin voz impuestos por los ídolos, y las modas. Diría que no hay mucha distancia entre un exiliado y un revolucionario, alejado de su grupo por su composición irritante, y peculiar para ellos es puesto en una posición desventajosa, y lamentable. En muchos grupos de mamíferos salvajes también se puede apreciar este comportamiento, cuando los miembros diferentes de una manada son expulsados por no representar ningún valor real en los objetivos elementales de una cacería, o de la más básica supervivencia. Como se ha expuesto en algunas otras notas, la diversidad que se presenta en la capa invisible de la cultura podría ser algo confusa como para ser expuesta en su totalidad, y es durante toda esta marea de comportamientos e ideologías donde encontramos arrinconados a un grupo caracterizado por la soledad, el desinterés social y el descuido en general  que aunque denominado hikikomori por convencionalismo no es leal a los rasgos de otras castas. El término es de naturaleza japonesa, donde para muchos se da origen a este fenómeno, o al menos es identificado, pero; ¿quiénes son estos aislados e imperceptibles descalificados?, quizás alguien diría que no es más que el producto de la cobardía, y la debilidad; pero, no estoy interesado en darle validez a este punto, y es que con honestidad es posible afirmar que es únicamente una reacción, y no una determinación. El hombre es un animal social, y lo peculiar de su estado de aislamiento está cargado de profunda reflexión, por eso agregaría con certeza que dicho estado de aislamiento radical es producido puramente por los más salvajes, e injustificados cimientos de nuestra humanidad. Ciertamente no podría desde mi posición exponer esos diversos factores por los cuales el aislamiento ya es propiamente una punto de protesta, pero creo que es posible reconocer el causante general de esta condición, la cual que aunque peculiar parezca es seguramente irrevocable, y creciente.

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