La intolerancia recatada como mecanismo de ascensión social.

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 Skrik, Edvard Munch, 1893
Es cierto, de una u otra forma en ocasiones no podemos pasar en alto aquellas expresiones tan subjetivas de los imprudentes, y los descuidados, y es que sin alejarse de ser políticamente correcto; existen en realidad aplicaciones al contrapeso que genera el atacante. No es como devolver el golpe, o pagar con la misma moneda, es más bien como resaltar la presencia de la consciencia propia para quien parece omitirla. Y, es de razón general que cualquier contexto en su periferia, limita y corta la posibilidad, e incluso la acción personal, pero debe ser también conocido el hecho congruente de que ser un patán en ocasiones puede salvarnos el cuello, no quiero distanciarme de la prosa estética de la tolerancia, y la comprensión; aunque resalto innecesaria la idea de no abandonarse en el mundo de vez en cuando, y es que parece irónico que con la capacidad justa para responder prefiramos quedar en ese silencio reflexivo de los buenos modales, un silencio casi inhumano, sustraído de las costumbres mojigatas, e hipócritas de una nobleza invisible. Es compleja esa búsqueda extensa de la propia humanidad en lo incorrecto, pero que relevante es recordar que también es invención nuestra, y entonces la pregunta se abre punzante sobre nuestras buenas costumbres; ¿cómo ser un cretino sin parecer un cretino?, y es que al pensármelo un par de veces sólo me queda sostenerme sobre las injusticias de esos desconsiderados en sus palabras, de esos que no se han tomado un minuto en el buen ensamble de las lineas que cantan a la voz del mundo, dejándole espacio al frío borde  de un arma con filo en la empuñadura, porque es esta misma ceguera emocional lo que vuelve contradictorio el discurso de un imprudente, y debe ser esto mismo lo que el buen intolerante debe adoptar, y aunque omitido, y aunque no escuchado; ¿qué más que quedarse con el fino placer de haberse expresado?, sin duda alguna es en ocasiones despreciado el tesoro emocional de los anti-valores. 

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