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La circunstancia histórica es crucial para describir el desarrollo del lenguaje. |
En muchos contextos diferentes es posible afirmar que la invasión cultural de imponentes modas, y formas expresivas desplaza en ocasiones las maneras originarias del lenguaje, y la atmósfera social; una notoria, y lamentable perdida del sentido de pertenencia, y más allá una prueba sólida de la vergüenza que generan estas imposiciones culturales (ajenas), el producto mismo de otros aspectos lejanos al lenguaje, la visualización histórica nos lleva a las grandes extinciones culturales, a las formas viles como los pudientes consumen y desfiguran los proverbios, y acentos de los que por falta de poder, o de orgullo quedan perdidos en los hilos difusos del tiempo. La cultura que perdura sobre otra es en la mayoría de los casos una marcada por la solidificación ideológica, y los estímulos constantes alrededor de un icono representativo. ¿Se pierde nuestra cultura en la forma como limitamos nuestro lenguaje?, ¿adaptar nuestro lenguaje a la neutralidad propia de los mojigatos?, diría que no hay muestra de orgullo más grande que la naturalidad en la viva expresión sobre las raíces, sería erróneo poner en duda a alguien que desde sus raíces expresa su lenguaje; el comportamiento que podría visualizarse sería uno similar al rechazo por sus coetáneos, la transparencia de cada expresión a pesar de dejarlos identificados con los tonos, y las palabras les motivaría a sentirse ridículos, debido a su propia falta de conocimiento, y la gran nube densa de irrealidades; la forma casi fantasiosa como seducidos por visiones nunca experimentadas son consumidos por la admiración a algo que no les pertenece, evidentemente suena absurdo decirlo en otras palabras, ¿rechazar lo propio y desear lo ajeno para en el fondo quedarse sin nada?, y esto mismo lo que sucede con las formas de nuestro lenguaje, con los tonos y las palabras; no es posible, ni lógico abandonar las figuras que hemos ensamblado para describir desde el contexto las situaciones, y sensaciones especificas, el desplazamiento cultural no sería visto como una amenaza a la cultural propia, si la cultura propia no fuera vista como una vergüenza.
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