Minorías juveniles del este de Europa; la fulminante abstracción cultural de nuestros días.

Probablemente no podríamos mencionar la mutabilidad social del siglo XXI sin resaltar sus afecciones directamente sobre la población, resaltando en importancia la ruina provocada sobre los inestables códigos morales del siglo XX.

La abstracción puede ser incluso de proporciones incalculables.

Después de los grandes ídolos, y de los diversos enfoques de una sociedad que lentamente sumergía sus narices en los atractivos métodos propuestos por la abstracción, no podía quedar más que una evidente masa desmembrada entre la inconsistencia del argumento y la hipocresía burguesa de los vanguardistas. Esa misma, y sustancial figura que sin rostro y sin voz hunde los dientes sobre las juventudes penetrables del primer mundo, en forma de minoría; pero, esta vez sin marca, y sin bandera. La expresión pura del rechazo, que destila repugnancia, y como si se tratara de un impredecible guión pone alto las formas más grotescas de la mojigata humanidad de los aristócratas. Desde la cropofilia, hasta la elefantitis; una minoría que se propone a poner en alto las miles de representaciones que censuran los ojos refinados de los grandes señores, una juventud que aunque quizás grotesca, honesta en su intento de repudiar.

 Hasta el día de hoy el fenómeno que han ocasionado estas minorías ha sido evidenciado en diferentes aspectos de su impredecible conducta, y aunque en pocas ocasiones han podido solidificar grupos; ya desde lejos, como solitarios pueden ser reconocidos, entregados al ocio, y a la decepción; ahogados casi artísticamente en un hedonismo sin incentivos, marcados por la deforme faceta de nuestra civilización. Las evidencias que, aunque incompresibles para muchos son latentes en diferentes cuentas colgadas en la amplía red, como lo es el caso de Vidamság is dead, una página administrada en Facebook, dirigida por un grupo de jóvenes húngaros de curiosas preferencias, que aunque cuestionables cuenta con un poco más de 5000 seguidores de diferentes lugares del globo, personas que como ellos le sacan el mayor gusto a un contenido visual y auditivo que para muchos podría ser detestable, podría incluso ser esta en comienzo la figura tierna de la indagación, pero sin dudarlo al estar casi entroncado con este contenido; se torna irónicamente en la imagen más clara del deseo.  Sería complicado darle una sola imagen a esta masa creciente, pero en vista de los también punzantes medios de un más sólido vertedero, podrían ser también estas mismas el ejemplo más coherente a las futuras crías de nuestra especie. A pesar de que me quedo sin lograr encontrar algún detonante que no sea otro sino la más fina hipocresía, y la censura innecesaria del siglo XX, puedo afirmar que sin duda alguna este es sólo el génesis imperdonable chorreado en la ausencia de nuestra transparencia. 

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