La elegancia, y el realismo en Wong Kar-wai

El fantástico Wong Kar-wai,

 y sus habituales lentes de sol 

bajo las omnipotentes luces de neón de Hong Kong.

Al igual que en el occidente, el realismo ha tenido también un desarrollo sólido en la cultura oriental; las visiones más claras de esto han quedado expuestas en trabajos de una gran pluralidad de artistas en las tierras al este, Wong Kar-wai ha demostrado en su trabajo como cineasta ser leal a esta premisa, claro también salvando la sutilidad necesaria. Wong nació en Shangái, aunque después de un breve periodo de tiempo se mudó a su actual lugar de residencia en Hong Kong, su carrera como director de cine estuvo marcada por la improvisación, y la inestabilidad de sus films, en su primer trabajo profesional en 1988 su fama se elevó bajo el título As Tears Go By, el reflejo nostálgico de las mafias chinas. y la referencia insistente a ese drama delicado, y preciso del señor Wong hacen de esta una de sus mejores películas, donde entre otras cosas; más que ensamblar una película de acción, le da forma a una diminuta historia marcada por el realismo chino de los 60s. A pesar de haber tenido temporadas bajas en taquilla (durante algunos períodos) su fama tuvo eco en la producción occidental, y más especialmente con el estreno en 1994 de Chunking Express, un breve drama romántico situado bajo las luces de neón, y las cocinas humeantes, donde como tema principal se reproduce oportunamente la reconocida canción California Dreamin' del grupo sesentero The Mamas and The Papas. Posteriormente también ha estado desarrollando trabajos en Norteamérica de igual revuelo, como por ejemplo con el estreno de su primera película con un reparto de actores occidentales bajo el título My Blueberry Nights a comienzos del 2007, centrándose de igual forma en el romance, el drama, y esos llamativos toques casi indispensables en sus cintas.
En conclusión, y después de una breve observación a su trabajo como cineasta, que requiere en mayor parte una contemplación visual de sus films, podemos seleccionar a Wong Kar-wai entre ese pequeño grupo de directores que siempre nos causará algo de emoción en el estómago al escuchar su nombre en taquilla.