Black Mirror; ¿los delirios apocalípticos de Charlie Brooker o el efecto punzante de nuestro avance tecnológico?

Imagen relacionada
Fragmento del capítulo Black Museum de la cuarta temporada;
Mono quiere un abrazo.
Respecto a los relevantes avances de nuestra gloriosa industria, y a su masiva aplicación en nuestra civilización, no pueden faltar ni por un momento las perspectivas ácidas, aunque quizás racionales destiladas en gran número por la posmodernidad latente de nuestro tiempo; un ejemplo claro, y probablemente evidenciado por muchos es la serie de televisión británica Black Mirror, escrita por el satírico Charlie Brooker, quien en compañía de un curioso equipo de guionistas ha desarrollado una obra audiovisual dedicada a la crítica constante de la condición humana frente al desarrollo científico. A pesar de que la serie no sigue una linea de congruencia clara, ya que abre el espacio en cada nuevo episodio a historias desconectadas entre sí, conserva la punzante acción de la tecnología sobre sus usuarios; en ocasiones no tan drástica y severa, como en otras. En tono de analogía se podría agregar que es una oda fatídica al creciente mundo moderno. Esta serie hasta la actualidad cuenta con 4 temporadas y 19 capítulos, los cuales han tenido expansión incluso afuera de las comunes cadenas televisivas, llegando a muchos lugares de Internet debido a la alta demanda de la misma. Como agregaba antes la serie le da forma a un escenario distópico, y en ocasiones profundamente hedonista; donde al aparecer los avances científicos de la civilización facilitan (en ocasiones) la vida de nuestros personajes, hasta que repentinamente de forma dramática se presenta la inhumana versión del mundo que propone Brooker. Sin duda no podría ser sólo una opinión la que calificara los temas tan amplios que ha tomado en asunto Black Mirror, ya que como han podido evidenciar sus seguidores, la serie ha ensamblado diferentes tipos de escenarios, desde los más placenteros, y aparentemente inofensivos (entrada), hasta escenarios completamente devastados, sacados de la misma idea de un mundo futuro donde el desarrollo tecnológico contribuye en gran parte a la destrucción de la civilización como la conocemos. En conclusión las perspectivas se expanden frente a la majestuosidad desastrosa de esta obra, y no podríamos definir una sola intención, ¿es tan sólo una muestra de entretenimiento o una advertencia ridiculizada por la ciencia ficción?, se podrían afirmar las más sólidas opiniones, dejando aún de lado algún aspecto de relevancia. Es cuestión de cada receptor la forma objetiva de interpretar un mensaje, y es cuestión de Charlie Brooker seguir apuñalando con Black Mirror la aplicación inconsciente de la tecnología, aunque irónicamente lo haga a través de ella. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Qué tienes en mente?